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Autor

Auro

Auro

Cadena de Momentos

Miradas

por Auro noviembre 27, 2019

Y te miro. Me miras. Nos miramos.

En un instante que refleja toda la eternidad. 

Y somos dos. Dos miradas, dos pares de ojos. 

Ojos que se vuelven transparentes hacia el camino que me lleva a la parte más profunda de tu ser. 

Miras. Sin más. Ni menos. 

Con la intención de no tener que buscar sino dejarte encontrar. 

Sin filtros que distorsionen la realidad que se presenta ante tus ojos. Sin cortinas ni niebla que impidan ver más allá de la esencia. 

¿Y por que si no la anatomía doto a nuestros ojos de tantos receptores dispuestos a captar el más mínimo detalle del mundo? Para mirar. Para mirarte, mirarnos, mirarme. 

Porque la mirada es solo y mucho más que eso, una dirección, un enfoque, un destello de luz. 

Porque se conecta a las emociones que erizan nuestra piel, que alimentan el alma. Porque el impulso nervioso se interpreta más allá de los ojos, en conjunto, implicando a todo nuestro ser. 

Porque solo así, sosteniendo esa mirada en nuestros ojos, somos capaces de vernos más desnudos que nunca, sin secretos, sin nada que ocultar, siendo yo, tú, nosotros. 

Me miras. Te miro. Nos miramos.

Y no me hace falta nada más para saber quien eres, que quieres, que quiero, quien soy. Ojos que albergan miedos, sorpresa, alegría, admiración, deseo, historias. Que definen una huella única de ti, de mi, de nosotros. 

Porque nuestras miradas reflejan todo aquello que no es necesario etiquetar con palabras. Porque eres tú, eres yo, somos nosotros. 

Mirar, miro, mirada. Y tú con ella, y yo en ella. Miremos sin más. Transparente y sincera para despertar nuestra realidad, mi realidad, tu realidad. 

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Momentos

Miedo

por Auro noviembre 21, 2019

Miedo a lo que pueda pasar.

Miedo a lo que esconde detrás ese síntoma.

Miedo a que la historia se vuelva a repetir.

Miedo a no saber cómo afrontarlo.

Miedo a que se rompa de nuevo el alma.

Miedo a escuchar aquello que sin voz retumba en cada uno de sus pensamientos.

Miedo a que las heridas se vuelvan a abrir.

Miedo a que sea un punto y aparte.

Miedo a que no haya capacidad de reacción, alternativa. 

Miedo al miedo. A que sea real o a que alimente la incertidumbre y el dolor hasta que se demuestre que es falso.

Y en el fondo miedo irracional, como la gran mayoría de ellos. Agarrado a un recuerdo difícil de olvidar, a un momento que a pesar de haber luchado con él ha quedado enquistado en su memoria y en su corazón. 

Miedo a no saber que ocurrirá aunque se convenza de que es casi imposible que aquello que asalta continuamente su mente cuando se encuentra en ese estado, se repita. 

Miedo a tomar esa difícil decisión de que esta vez no hay que dejar que pasado el momento, se refugie de nuevo en el “ya paso” para no abordarlo.  

Y aún con miedo, sabe que hay que frenarlo, impedir que crezca más, acabar con la incertidumbre.

Porque conoce a la perfección el único alimento que tiene ese miedo y sabe que la única manera de dejarlo morir es abordarlo de frente, combatirlo, precisamente, sin miedo. 

noviembre 21, 2019 0 comentarios
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Relatos

Relato de un lugar maravilloso

por Auro noviembre 18, 2019

Desde que despertó ese día, su mirada iluminaba cualquier rincón al que dirigía sus grandes ojos. Un estado de nerviosismo recorría su cuerpo internamente como pocas veces antes había sentido.

Ya no sólo estaba feliz por despertar en un lugar diferente que apenas estaba descubriendo, en un país lleno de cultura, respeto, tranquilidad y felicidad. Un país en el que cada sitio visitado, a pesar de ser una gran ciudad, se les mostraba como un entorno de lo más familiar y peculiar, en el que convivían distintas tendencias, personas, música y ambientes, pero en el que existía el respeto y la tolerancia como base para la armonía de todos y cada uno de sus elementos.

Y además de eso, estaba doblemente feliz porque hoy visitarían ese lugar maravilloso que tantas veces había imaginado. Y aunque ya había experimentado la ilusión y la alegría infinita de entrar a un mundo mágico el año anterior en su visita a aquel territorio Disney, sabía que esto sería completamente diferente.

A medida que se iban aproximando al lugar, iba sintiendo como su ansiedad, sus ganas, crecían hasta casi desbordarse dentro de sí. Se sentía como cuando eres niño el día de reyes. Esa ilusión infantil, esa alegría que trataba de contener con todas sus fuerzas por esa vergüenza adulta inútil aunque su sonrisa delatara la explosión de sentimientos que habitaba en ese momento en su ser.

Y así fue como entraron en el parque, aún en el bus. Y su corazón saltaba con cada latido cuando vio al primero de ellos. Fue una experiencia única desde el principio. Entró a ese lugar sagrado que pronto se convertiría en uno de sus lugares preferidos del mundo: el parque de Nara, con sus habitantes especiales, sus ciervos y ciervas.

Y aunque a algunos pueda resultarle exagerado, para ella no lo era, nunca lo es. No lo es cuando se trata de ellos, de los animales. Esos que acompañan nuestra vida desde los inicios y a los que poco a poco hemos ido ahuyentando de cada lugar para relegarlos a una escala inferior de seres vivos, tristemente cada vez más despojados de derechos.

Y es que para ella fue indescriptible. Verlo, verlos. En grupo, en solitario, bajo la sombra de un árbol, en el sol, mojados por el agua del río, siendo ellos. Siendo libres. Y esa libertad precisamente fue lo que la hizo emocionarse hasta el punto de sentir sus ojos llenos de lágrimas de felicidad. Porque veía cómo convivían con los humanos como uno más, cómo eran los habitantes principales de aquel lugar y ellos, los humanos, éramos meros espectadores de su forma de vida, de su actividad.

Porque los ciervos marcaban los pasos que querían en su camino. Porque acudían a ellos, interesadamente en busca de galletas, pero sin rencor y con el respeto que tantas veces se nos olvida a aquellos que supuestamente dominamos la palabra y la empatía. Saludaban con el respeto que habían visto a su alrededor, y hacían su petición, pero independientemente de los resultados que obtuvieran, se mantenían cerca, no huían de cualquiera de los bípedos que cruzaban e invadían su entorno y su habitat y mucho menos aún, eran capaces de atacarlos. Convivían sin miedo, con una mirada firme e incondicional en sus ojos, de esas llenas, plenas, de esas que solo ellos, los animales, son capaces de regalarnos.

Y ella se sentía en uno de sus lugares soñados. Porque esa era la sociedad con la que soñaba cada día, dónde humanos y animales, convivían de la mano, siendo sagrados los unos con los otros, no los unos sobre otros. Sintiendo el tacto de su duro pelaje y la suavidad de su interior exenta de miedo, odio o rencor. Sintiéndose rodeados, unos y otros, de amor, de sonrisas compartidas, de miradas que no necesitan palabras para entenderse. Porque al final expresan un único sentimiento: respeto.

Porque deseaba con todas sus fuerzas que el resto del mundo sintiera lo que ella era capaz de estar sintiendo en ese momento, y fuera capaz de ver lo que sus ojos le mostraban, más allá del aspecto físico o de la forma en la que caminaban, o de si eran capaces de razonar o no. Eran ellos, eran ellas. Las ciervas y los ciervos, caminando libres, dueños de su destino y respetando el medio igual que respetaban a los visitantes de aquel que era su paraíso.

Y es que una vez más, viéndose así, rodeada de aquellas emociones, de aquella ilusión y de aquella paz y tranquilidad que le regalaba el lugar, se dio cuenta de que quería seguir luchando por eso. Quería seguir avanzando por ellos. Para conseguir que el mundo no se dividiera entre personas y animales, para que compartiéramos derechos, espacios y lugares, para que la sociedad dejara de verlos como seres inferiores y pasaran a convivir con el mismo respeto que ellos son capaces de demostrarnos cada día cuando están libres de miedo y crueldad.

Porque a la vista estaba que, en aquella sociedad, donde esos hermosos seres jamás se verían observados a través de una mira que empujaba por su cañón la bala cruel que pondría fin sin derecho a una vida plena, la felicidad y el respeto se contagiaba y se respiraba en cada uno de los privilegiados que tenían la oportunidad de compartir un momento de su vida con ellos.

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Experiencias

Ella

por Auro noviembre 15, 2019

Y cada vez le costaba más reconocerse en el reflejo que le devolvía el espejo.

Veía su mismo aspecto, su misma piel. Cómo el paso del tiempo iba haciendo mella, aunque aún muy sutilmente, cómo había cambiado en los últimos años, cómo era esa mujer en la que se había convertido cuando no hace tanto tiempo aún veía esa niña en ella.

Y es que su imagen externa, siempre se mantenía casi igual, fiel a su principio. Su tez, sus grandes ojos avellana, sus curvas y su indudable atractivo que no pasaba desapercibido al resto aunque a ella cada vez le costase apreciarlo más.

Y cada vez todo era más difícil, porque lo que en realidad le resultaba complicado encontrar en ese espejo era identificar ese cuerpo como la cobertura que albergaba su alma, su ser. Porque se difuminaba cada vez más presa de las dudas, los miedos y los últimos acontecimientos. Porque aunque seguía sabiendo que aquella persona que le devolvía el reflejo era ella, quizá dentro de sí le costaba cada vez más encontrarse.

La vida había sido muy injusta últimamente con ella, pero ella aún lo era mucho más consigo misma. Su exigencia, su presión, su actitud, su intento de superación. Su deseo de conseguir llegar a alguno de los puertos en los que deseaba atracar, costara lo que costara. Y para ello, poco a poco se había ido creando su propia armadura y sus propias herramientas para defenderse de ese oleaje en el que se había convertido su vida que no le permitía atracar en ningún puerto de los que deseaba, y que siempre presente parecía esperar a que diera un paso en falso para abalanzarse sobre ella y atraerla hacia el fondo sin darle la oportunidad de volver a empezar.

Y precisamente, aunque había luchado con todas sus fuerzas contra eso, su armadura tenía pequeñas aberturas por donde se colaba ese mar. Y se colaba hasta llegar a lo más profundo de su ser y así conseguir por fin desestabilizarla. Consumiendo su fuerza para llenarla de debilidad, su energía para llenarla de pereza, su sabiduría para llenarla de dudas, su seguridad para llenarla de incertidumbre, su alegría para llenarla de lágrimas, y su autoestima y autoconcepto para hacerla flaquear en los valores que plenamente componían su esencia y que siempre la habían definido.

Y es que la autoestima dejó de ser auto para convertirse en estima por los demás. Comenzó a depender de sus impresiones, de sus acciones, de sus decisiones. Y lentamente, sin apenas percatarse, ese mundo de dudas que siempre había conseguido mantener alejado, se fue instaurando en esa falta de autoconvencimiento, en ese campo que estaba dejando vacío de si misma, y tan vulnerable por la opinión de los demás.

Y es que lo que realmente necesitaba para volver a creer en ese reflejo era saber que el tesoro más grande que jamás poseería lo guardaba dentro de sí. Ahí, justo en esa parte que esas dudas estaban consumiendo, en su esencia, en su ser. Porque la luz que desprendía todo ese oro que guardaba en su interior se componía de cada sonrisa, de cada risa sin sentido, de cada momento irrelevante, de cada emoción sentida, de cada parte de sí misma. Porque lo que ella ahora mismo no era capaz de valorar, se veía reflejado en ese espejo con la mayor de las definiciones para aquella que la vigilaba siempre desde atrás. Porque esas ganas, esa lucha, esa capacidad de superación, esas múltiples e infinitas dudas que siempre la acompañarían, esos gestos, esas caricias, y ese temperamento, no es que la hubieran abandonado como ella creía, es que nunca se podrían haber ido, porque cada uno de ellos eran ELLA.

Porque la capacidad de amor y entrega seguía ahí, en su corazón y siempre estaría presente. Lo único que necesitaba era darse cuenta que debía volver a dedicarse a si misma un poco más de tiempo para encontrar en ese reflejo lo que todos desde fuera eran capaces de ver: un diamante que no le hacía falta ser el más brillante o el más deseado o exitoso, para conseguir atrapar con su belleza a cualquiera que dedicara más de dos segundos a mirar a través de su luz.

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Momentos

Cambios

por Auro noviembre 13, 2019

Cambio por ser más, por ser menos, por ser solo tú o por ser multitud.
Cambio de ritmo, de escenario, de espacios compartidos.
Cambio de personas, amistades, familia.
Cambio de vida y de planes de amor.
Cambio de rumbos claros, establecidos, donde la meta final parecía segura, única, inamovible.
Cambio de ti misma, de valores, de elementos o momentos que siempre te han acompañado hasta que un día deciden abandonarte sin previo aviso, o decides despedirlos de tu vida porque están suponiendo más lastre que virtud.

Cambio por querer cambiar o por tener que acostumbrarte a aceptarlo.

Cambios donde lo más difícil no es el cambio. Que viene, establecido por ti o no, que llega a tu mundo para ponerlo del revés arrasando con tu zona segura, tu espacio vital. Lo más difícil es aquello que produce ese cambio en ti, ¿incertidumbre, miedo, pereza, riesgo?

Y es que cualquiera de esas emociones son inherentes al proceso, forman parte de ese cambio, y aunque lo hagan más o menos difícil, no olvides que eres tú la responsable de decidir que sean sólo los puntos de partida para empezar a sembrar nuevas raíces, más o menos profundas, en los lugares y momentos que a partir de ahora formarán parte de tu nueva realidad.

No puedes dejar que el cambio lo decidan el miedo, la pereza, o la incertidumbre y menos aun, que se guíe por ellas, porque recuerda que lo más importante de un cambio es tener siempre el punto de apoyo que te recuerde que sigues ahí, el punto de apoyo que te permite permanecer aunque todo lo demás comienza q ser diferente.

Que te recuerda que eres tú, tú esencia, las personas que te rodean, la vida que has elegido vivir.
Que sólo tú eres capaz de verlo como un riesgo o una oportunidad, y que depende de los ojos con que lo mires desde el inicio, se convertirá en un camino más o menos pedregoso hasta llegar a la meta final.

Y por eso, no olvides que esa meta siempre debes ser tú. Cambiando una fortaleza, un escenario o una debilidad. Cambiando unas personas, una vida o una realidad. Pero manteniendo siempre la firmeza de que cualquier cambio jamás podrá arrastrar consigo esa parte de ti que se mantendrá inherente a tu esencia y que permitirá que, pasado un tiempo, ese cambio sólo haya sido la llave de la entrada a ese nueva realidad, donde sin duda, tú siempre seguirás siendo la protagonista.

¿Te decides a cambiar?

noviembre 13, 2019 0 comentarios
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Relatos

Relato de ausencias

por Auro noviembre 11, 2019

Y en la casa seguía aquel embriagador ambiente que siempre le recordaba que aún seguía allí. El sillón, testigo de tantas siestas bajo el sonido atenuado de la televisión que buscaba sin éxito entretener con cada programa, tertulia, o documental; los murmullos en la cocina, donde compartía cada cena o comida, acompañado de conversaciones que fluían en el aire entre risas, e incluso silencios, en los que solo las miradas bastaban para sentirse acompañados. Los paseos, con la ayuda de un tercer apoyo, que le permitía que sus pasos fueran más seguros, ahora que el tiempo dejaba paso a la pérdida de fuerza o habilidad para sostener su cuerpo, y sobre todo su corazón.

Porque estaba segura, que lo que más pesaba en todo él, después de tanto tiempo, era su corazón. Porque no entendía cómo aún siendo su cuerpo tan grande, era capaz de albergar aquel músculo que rebosaba amor y felicidad y alimentaba con este combustible su motor, para que nunca se quedara sin fuerzas para luchar. Porque en su cara, jamás encontró una gesto serio o preocupado, sino una sonrisa y una mirada que transmitían paz, amor y bondad. Porque jamás permitió por muchos obstáculos que tuviera en su vida, que la prisa, el tiempo y la tristeza, le ganaran la carrera a la vida, y por eso igual de tranquilo y feliz que vivió, se fue. Dejando sus corazones rotos en mil pedazos, pero sembrados con las semillas del amor que siempre cultivó para ellos y que siempre continúo regando para que florecieran con su luz.

Luchadora y fuerte hasta que un día, esa luz se apagó. Fueron innumerables las historias que escuchó de ti y que no hacían sino confirmarle aquello que ya había visto en sus ojos. Eras la luz de aquel que pasaba los años más determinantes de su vida, junto a ti, en cada rincón de tu refugio particular.

Y a pesar de que ella tuvo que convivir con los enemigos más duros como la soledad temprana, la pérdida y la incertidumbre, nunca falto la estela de amor que entregaba en cada momento a los suyos. Y por eso, jamás olvidaría esa manita, fuerte, a pesar del temblor del tiempo, agarrándose a la suya y transmitiéndole el amor que su voz no tenía la fuerza de pronunciar en aquel momento. Y ella, decidió quedarse para siempre con aquel pequeño pero grandioso gesto, porque con eso sabía, que jamás la soltaría y que seguiría siempre tendiéndoles esa mano, fuerte y decidida.

Y no estaban preparadas para esa llamada que supuso que el mundo entero se paralizara, que su vida cambiara para siempre. Porque no se habían tenido que enfrentar con ese negro al final del camino jamás, y esta vez vino para quedarse de la manera más cruel en sus vidas, desgarrándolas por llevarse consigo, de la mano, aquella dulce joven que injustamente había decidido convertir muy pronto en ángel. Y parecía imposible salir de aquella oscuridad, pero poco a poco, el recuerdo de su risa, las atraía más y más a ser capaces de vivir por ella, aquello que el destino había sido tan egoísta de quitar de su camino: aquellas experiencias con las que siempre soñaban, aquellos bailes hasta la madrugada que fueron siempre insuficientes, aquellas conversaciones de ayuda y guía para avanzar, para estudiar, para irse construyendo una vida, sus vidas.

Porque aunque nunca lo expresaron con palabras, siempre fue y sería su referente. Aquel espejo en el que mirarse y verse reflejadas unos años más adelante, cuando llegaran al momento vital en el que ella se encontraba. Y por eso fue tan duro saber que no iba a estar presente en cada paso, en cada momento de orgullo, ella por ser la primera, y ellas orgullosas por haber seguido sus pasos. Porque un noviembre, frío y cruel, la vida decidió que solo podría ser ese pilar en el que construir sus vidas hasta un momento muy pronto y repentino, en el que aún apenas, todas pero sobre todo ella, estaba empezando a vivir. Y así fue como se llevó sus ilusiones y con la fuerza de su risa, ellas se prometieron encargarse firmemente de vivir siempre multiplicado por dos cualquier momento especial, en el que ella, se merecía haber estado, sujetando sus manos, siendo cuatro otra vez.

Y a pesar de ser un relato de pérdidas, mientras escribe, visualiza cada letra llena de color, de vida. Porque le gusta pensar, que como en la película de Coco, aunque no sólo sea una vez al año, todos ellos cruzan cuando desean, ese puente lleno de luz, para compartir con con todos esos corazones frágiles al otro lado, el calor y el amor necesario, en forma de música, aire, lluvia, susurros y guirnarldas de colores. Para así recordarles, recordarnos, que siempre, seguirán presentes en cada momento de vida, porque mientras sigamos guardando ese lugar privilegiado de refugio en nuestros corazones, nunca desaparecerán.

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Momentos

Rosa

por Auro octubre 19, 2019

Es el frío, fuera y dentro.

Es la lucha por salir y enfrentarse al peor de los monstruos.

Es el miedo y la incertidumbre por desconocer el desenlace.

Es la ira por no saber el por qué el destino te ha obligado a caminar por ese sendero.

Es la sensación de la pérdida, aunque consigas ganar la carrera.

Es la preocupación por las miradas que te hacen al no sentirte completa.

Pero sobre todo,

Es la luz con la que cubren su sonrisa cada mañana.

Son las ganas de combatir y pelear ante un destino injusto.

Es la fuerza de sentirse viva y no dejar que le roben sus deseos.

Es la comprensión de todas, el acompañamiento, el movimiento rosa.

Porque eres tú y somos todas. Porque nosotras, más que cualquier otro, entendemos que el latir más importante se encuentra justo detrás del envoltorio que lo adorna. Por eso siempre estarás completa.

Porque no vamos a dejar que el miedo te venza, que nos venza. Porque no vamos a dejar que te avergüences de la mirada de frente de la sociedad.

Porque tú, luchadora, eres esa heroína que día tras día consigue enfrentarte al monstruo y a las sombras, para convertirlas en nubes rosas que te acompañarán durante un tiempo, pero que se irán, y se disiparán hasta convertirse en luz en tu corazón.

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Momentos

Iguales

por Auro septiembre 2, 2019

No son menos, somos iguales.
Tienen voz y su propio lenguaje
Va más allá de las palabras
Las palabras no son la única forma de comunicación.

No son menos, somos iguales.
Tienen emociones, sienten.
De la manera más sincera e incondicional
Los abrazos no son la única manera de mostrar el amor.

No son menos, somos iguales.
Dependientes de nosotros o nosotros de ellos.
Miradas puras que no ocultan ninguna segunda intención
El respeto que nos dan como especie es el mismo que necesitan.

No son menos, somos iguales.
Vivos y libres en un mundo diseñado para compartir juntos.
Llenando de luz las sombras más oscuras que el ser humano es incapaz de llenar.

Felices y con la única preocupación de jugar, sentir y dar el amor más maravilloso a su familia.

No son menos, somos iguales, o incluso son más.
Porque ellos no conocen la envidia, ambición o maldad.
Necesitan el mismo respeto y derecho que muestran y otorgan.

En un mundo justo, todos somos iguales. Seres vivos, no hay un peldaño más arriba para nosotros. Y el que tiene la suerte de tener o ha tenido una familia interespecie es capaz de entenderlo.

Ojalá todos seamos capaces de entenderlo igual algún día.

No son menos, somos iguales.

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Cadena de Momentos

Besos

por Auro agosto 19, 2019

Y te beso. Me besas. Nos besamos.
En un instante que refleja toda la eternidad.
Y somos dos. Dos pares de labios, dos almas, dos besos, siempre dos.
Porque besar es para dos, porque se necesitan dos impulsos, dos intenciones. Dos

Besos para ti. Para mi. Para todos
Porque la suavidad de los labios busca su destino en la piel. En la tuya, en la mia.
Lo que desprende, la sensación. El sentir cómo reacciona cada poro, como la electricidad ante una descarga.
Porque impregna el sello, el mío, el tuyo, el de los dos.

Y ¿por que si no la anatomía decidió cubrirnos de sensibilidad en los labios? Para besar.
Besar por amor, por pasión, por sentimiento.
Por ti, por mi, por todos.
Por reflejar la expresión más íntima del amor.

Porque solo besamos con los labios.
Cuando queremos y a quien queremos.
Porque los labios dictan el camino para unirse, para plasmarse o para rozarse.
Porque besar es con todas las letras, con los sentidos, con los labios. 
Con los tuyos, con los míos.

Porque el sonido o saludar con la mejilla es la expresión de disimulo cuando no queremos regalar ese acto tan íntimo a lo no especial, a lo cotidiano.

Porque besar exige implicar al órgano dominante en un despliegue de órdenes motoras, sensoriales, emocionales. 
Porque implica el sentir en toda la piel.
En la tuya, en la mía. En la nuestra.
Porque un acto tan elaborado no se regala a lo habitual, a lo común, a lo del día a día.

Porque besar no es saludar. Besar eres tú, soy yo. 

Sentirte sintiéndome y amándote amándome. Besando, besándome.

Besar, beso, besa pero sintiendo, piel, queriendo, pero sobre todo,

Queriéndote.

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Experiencias

Una ciudad

por Auro junio 10, 2019

Mareas de gente en horas puntas, 

Ajetreo continuo en el metro, en el tráfico, en el ritmo y en el tiempo

Diversidad de personas, vidas, sombras y colores,

Ruido de fondo que nunca duerme y no deja lugar al silencio

Imágenes de turistas, y residentes, en monumentos tan nuevos y conocidos como habituales para otros

Direcciones que se cruzan, entrelazan, que conducen a todos o a ningún destino concreto.


Movimiento durante el día y la noche, de una ciudad que nunca duerme

Aires nuevos, diferentes, contaminados de oportunidades, sueños y experiencias por vivir

Días grises, cálidos, fríos, de extremos que reflejan la libertad de ser de sus gentes

Rostros serios, distantes en el inicio que con tiempo evolucionan a sonrisas cálidas y de confianza,

Invitaciones a alimentarse de cultura, diversidad, actividad, entornos dispares

Descubrimiento de zonas sin límites, sin ser juzgado y sin sentir la obligación de ser.


Y es que su carácter céntrico y a la vez de punto de partida para tantos otros destinos te atrae, te captura y te conquista. Y es que su independencia te hace sentir acogido como uno más, sin importar quién eres ni serás. Porque su encanto solo lo encuentras si miras en lo pequeño, en lo que pasa desapercibido, en lo que no aparece en los mapas…


Porque no consiste en ver lo que tienes a tu alrededor, sino en lo que eres capaz de ver en ti mismo cuando sientes que tienes un abanico de posibilidades para fabricar un mundo, tu mundo, en un lugar que te ofrece la posibilidad de elegir “ser” y no sólo “estar”.


Porque aunque no es un paraíso, es magia. Porque es eso, porque Madrid es todo en nada.

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Sobre mí

Sobre mí

Vivo en todas y en ninguna parte, conozco más mundo del que mis ojos me han permitido ver, viajo más allá de los límites que el mundo me impone, siento emociones desconocidas en mi propia piel, descubro fantasías como si de la realidad se tratasen.

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