Y solo tenía que deslizar la hoja de la ventana para encontrarse con lo que ya sabía que le esperaba después de que su sonido hubiera recorrido sus sentidos unos segundos antes. Cerrando los ojos para impregnarse de todas las sensaciones que le esperaban tras correr esa ventana, por fin la abrió…
Y a la vez que la deslizaba suavemente sintiendo la humedad que desprendía el cristal en la yema de sus dedos, su aroma inundó todo su interior. Ese aroma. Esa mezcla de tierra mojada y agua. Ese frescor natural que siente cómo refresca cada una de las partes secas de la tierra que han sido caladas por los rayos incesantes de luz del sol hasta lo más profundo, dejándolas sin vida.
Y a la vez que ese aroma la embriagaba y el sonido de las persistentes gotas la envolvían, asomaron recuerdos en su mente. El recuerdo de dejarse empapar cada uno de sus huesos para después llegar a casa y darse una ducha caliente que contrarrestara el frío del día. De los charcos surcados por los pasos de la gente que corre en busca de refugio. De pisar uno de esos charcos y que el agua calase hasta el pie olvidándose de la frontera que un zapato había intentado poner para protegerse y que sin embargo no había cumplido con su objetivo.
De chocolate caliente y abrigo. De libros y estudio. Del sonido de los coches por el asfalto mojado. De los paseos envueltos en ese olor. De las carreras hasta el coche. De las gotas zigzagueando por el cristal del coche en largos trayectos. De gatos mojados atusándose para secarse ellos mismos, rechazando la ayuda humana de una toalla. De película, sofá y manta.
Y perdida en esos recuerdos mientras el olor a tierra era cada vez mayor y el sonido se desvanecía lentamente, se sintió afortunada.
Porque la lluvia le recordó que siempre es igual, esté en el lugar que esté. En el lugar donde ha pasado toda su vida o a muchos kilómetros. El sonido y el olor no cambia y los recuerdos que sólo la lluvia es capaz de evocar aparecerán siempre en cada gota o en cada trozo de tierra húmeda igual que desaparecerán con ella cuando la tierra haya sido purificada y las raíces estén nutridas para seguir creciendo con más fuerza…Aquí o allí.
