-Me duele aquí, justo aqui.
-¿Donde, en el pecho?- preguntó el doctor.
-No, más adentro. Creo que se me ha roto el corazón.
El médico contempló aquellos profundos ojos azules enrojecidos por esforzarse en contener las lágrimas que luchaban por salir al exterior.
-Vamos a hacerte unas pruebas para que te quedes más tranquila.
Cuando vieron la imagen que revelaba el diagnóstico, ambos se quedaron asombrados.
-¿Lo ve doctor? Lo tengo roto en mil pedacitos. Al final me voy a morir de desamor – gimió la chica mientras liberaba el llanto que tanto había intentado contener.
-Te equivocas. No está roto. Tu corazón se ha dividido y por tanto se ha hecho más fuerte y sabio.
Cada uno de esos pedazos simboliza una parte de ti que aunque alguien o algo quiso arrancarte, nunca consiguió desprenderse de ti. Vive ahí contigo, como una guía de tu vida y emoción. Para recordarte que el dolor que un día creías que te mataría, nunca lo consiguió sino que aprendiste a vivir con él, a sentirlo y a entenderlo.
Tu corazón ahora es distinto. Es múltiple pero también es único. Y lo más importante, solo tú eres capaz de decidir si cada uno de esos pedazos permanecerán siendo una huella que te señale el camino, o si por el contrario, querrás destruirlos para siempre.
No olvides que solo tú tienes el poder de reconstruir y aprender de aquello que sientes.
