Relato de luz

por Auro

Y ahora se calzaba los zapatos de vestir para ir a arreglar el paro. 

Y hacía los kilómetros en su mente, incluso más, de los que antes hacía físicamente. 

Y lo que ahora lo ahogaba no era muy diferente de lo que lo ahogaba antes, pero con la diferencia de que ahora le faltaba suelo para caminar. Lentamente, sin saberlo ni quererlo se estaba adentrando en un túnel por donde quedaba poco espacio para que pudiera pasar el aire que le traía el oxígeno para respirar. 

Y cada vez le pesaba más y le costaba más levantarse con una sonrisa. Con aquella que nunca lo abandonaba aunque se cambiara de ropa, porque esa la llevaba de serie, como reflejo de su felicidad. Sin ser muy consciente de ello, estaban intentando arrebatársela, la tristeza estaba luchando para imponer su reinado sobre su actitud y su energía.

Pero no se lo iba a permitir. Todavía disfrutaba del amor y eso nadie iba a poder arrebatárselo jamás ni iba a tener que solicitar a otros que se lo dieran. Ya lo tenía y lo daba cuanto podía. 

La oscuridad hacía mella e intentaba inundar su horizonte, pero a él siempre le gusto el cielo azul y el mar, esa línea infinita donde nunca llegan a cruzarse ambos. Y aunque no lo sabía, nunca iba a dejar que esa línea se desdibujase o tuviese un fin, porque su túnel tenía una salida, difícil de alcanzar pero allí estaba, esperándolo con la luz que le indicaba el camino. 

Tuvo muchas piedras que desde el otro lado del túnel intentaron tapar esa luz para que se perdiera en las sombras, pero él nunca dejó de caminar, nunca se sentó ni se dio por vencido… y nunca lo hará.  

Porque algún día llegará y se destapara ese túnel, dejando entrar el brillo y la luz que nunca lo han abandonado, porque aunque no lo sabe, la brillantez la lleva dentro de sí y tampoco nadie ha podido ni podrá arrebatársela nunca. 

El oro nunca deja de brillar por mucha ceniza que le caiga encima. No va a ganar la desesperanza ni el ahogo, porque siempre que vaya calzado con su sonrisa, no le hará falta nada más.

Y me pregunto por qué a todos ellos los llaman “parados”, si no dejan de moverse y de luchar siguiendo el haz de luz de la esperanza.

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