La viralidad hoy en día es la nueva publicidad.
Publicidad gratuita que todos hacemos de aquello que nos gusta, que nos toca una emoción, que nos llega dentro y también, de lo que nos indigna o no defendemos.
Sin embargo, echo de menos más viralidad sana.
Echo de menos una reseña de un libro o una película que se haga viral.
Echo de menos un científico que haga un descubrimiento, por pequeño que sea, y se haga viral.
Echo de menos un héroe anónimo, de esos que salvan vidas de cualquier especie, que se haga viral.
Echo de menos un ejemplo de superación personal, única, suya, que se haga viral.
Echo de menos una historia de vida, que a su manera, se haga viral.
Echo de menos más movimientos sociales, que demuestren la unión, la coherencia y la lucha, y que se haga viral.
Porque necesitamos más ejemplos para contagiarnos de virus que no sólo sean nocivos sino que también nos aporten y nos hagan crecer.
Reflexionemos sobre cada like, sobre cada contenido compartido, debatido o hablado. Porque el que se haga viral o no solo depende de lo que nosotros decidamos.
Viralicemos más amor, cultura, aprendizaje, historias. Enriquezcamos el mundo. Pensemos antes de dar ese click.
