Vales todas las sonrisas que iluminan cada mañana.
Vales las mil y una formas que inventas para hacerme reír.
Vales la sinceridad de tus palabras cuando calmas pero también cuando duelen.
Vales la incondicionalidad que regalas desde el primer instante.
Vales la sensibilidad de emocionarte con esas pequeñas cosas que sólo tú eres capaz de apreciar.
Vales las indecisiones que te abruman cuando priorizas la felicidad de los demás.
Vales el esfuerzo por el orden dentro del caos en el que has aprendido a vivir.
Vales el poder de levantarte después de cada empujón fuerte que ha tambaleado tu vida.
Vales todo y más que cada uno de estos elementos.
Mucho más de lo que ahora crees poseer.
Pero sobre todo vales por tener el superpoder de ser tú misma, hoy y siempre, sin que nadie ni nada pueda cambiarlo.
Solo recuerda que el valor que tienes es aquel que eres capaz de darte.
Desde fuera somos capaces de verlo, ahora ¿por qué no intentas verlo tú?
