No somos una.
Somos todas y cada una de nosotras.
Tan diferentes y particulares.
Pero unidas e iguales.
Unidas en la libertad,
en la lucha,
en la realidad,
en el día a día.
En el miedo y en la felicidad.
Porque hemos recorrido mucho camino, avanzando y creciendo más.
Pero no podemos ni queremos parar.
No mientras sigamos quedándonos atrás, marcadas, truncadas.
No mientras nos perdamos las unas a las otras.
No mientras no estemos o seamos en cualquier parte del mundo, nos toque más cerca o más lejos.
No somos una.
Somos TODAS y TODOS, los que seguimos creyendo que para ser capaces de caminar en la misma dirección, necesitamos contar con los mismos zapatos.
