Ideas destructivas

por Auro

La fuerza de las ideas es inigualable. 

El defender y luchar lo que realmente pensamos o queremos, es lo que nos hace alcanzar el éxito que buscábamos.

Sin embargo, creo que el poder de las ideas tiene una parte negativa. Las ideas pueden ser importantes, necesarias para que empecemos un proyecto nuevo, para que nos demos cuenta de cómo nos estamos sintiendo o para empezar a cambiar algo, es decir, en este caso, las ideas se moverían por la fuerza de la perseverancia y la necesidad de logro, de conseguir algo que nos proporciona un beneficio personal, que nos ayuda a sentirnos autoeficaces y a crear nuestros sueños y visualizar nuestros futuros y posibles éxitos.
Pero, por otro lado están las ideas absurdas, por su contenido en sí, las ideas que no nos van a cambiar la vida, las ideas que surgen en una conversación rutinaria con un amigo o conocido y que sin embargo, parecen ser las que más estamos dispuestos a defender.

Deberíamos pensarlo y darnos cuenta cómo nos cambian estas ideas para poder aprender a sacar algo bueno de ellas, porque normalmente lo que nos traen son problemas (discusiones, prejuicios, enfados, etc.). Quiero decir, ¿por qué somos tan capaces de defender una idea o creencia con todas nuestras fuerzas para imponernos con la razón (que siempre creemos todos que tenemos cuando discutimos) ante otra persona que piensa lo contrario a nosotros o que nos está proponiendo una alternativa que si la analizasemos objetivamente no es descabellada? ¿por qué cuando discutimos de un tema banal ponemos tanto empeño en demostrar que lo que decimos nosotros es lo que es? 

Lo peor de todo es que normalmente son ideas dicotómicas, es decir, que sólo tienen dos polos, tiene que ser blanco o negro, y el conflicto surge cuando nosotros pensamos que es blanco y la otra persona piensa que es negro porque entonces lo de llegar a un término medio parece lo más imposible de conseguir, pero no porque lo intentemos y veamos que no llegaremos a nada (que a veces pasa con algunas personas) sino porque NO lo intentamos si quiera, tiene que ser lo que nosotros decimos y ya esta.

Mi pregunta es, ¿acaso es tan importante y vital para nosotros saber si (por ejemplo) una persona va a actuar de una manera u otra? Por ejemplo, una típica discusión de:

A. Vi un programa interesantísimo el otro día en esta cadena

B. Pero ¿qué dices? Si esa cadena nunca pone nada interesante.

A. Pues a mi me gusta porque si salen cosas interesantes.

B. Pues porque te gusta el cotilleo y esas cosas, a mi es que eso no me va…Ya verás que acabarán cerrándola, o bueno, capaz que no porque con la cultura de este país.

A. Pues como si no hubieran programas peores por ahí que ponen en otras cadenas. Siempre lo mismo con este canal, no lo entiendo…Tú lo que pasa es que no te enteras y vas de culto por la vida.

Y así puede seguir la discusión, cada vez más subiendo de tono y poniendo todos nuestros esfuerzos para convencer al otro de que lo que decimos nosotros es la verdad. La cuestión es, ¿por qué? ¿es acaso tan importante? No digo que no se pueda debatir pero llegar hasta el punto de defendernos usando ya argumentos que acusen a la persona directamente no me parece normal y menos siendo un tema tan básico en el que cada uno puede tener su opinión y respetarlas y ya está.

Lo peor de todo esto es que si nos ponemos a pensar, en otras cosas que si nos afectan directamente, sí que nos dejamos llevar por las opiniones de los demás y logramos llegar a un término medio, o incluso creernos con los ojos cerrados lo que los otros nos dicen. Por ejemplo,

A. Estuve mirando una academia de inglés el otro día que tiene un curso super interesante y bien de precio.

B. Ah si? Que bien! pero esta certificado a nivel europeo?

A. Pues no sé creo que no, tendría que preguntar.

B. Pues yo creo que es mejor que lo intentes por otra vía más oficial porque así tienes ya un título que no caduca ni nada.

A. Es verdad. Solución 1: voy a informarme mejor y ya veo si me apunto o no. Solución 2: Bueno mejor lo dejo y ya miraré en una oficial.

¿Por qué? Vale que son consejos y que está muy bien que si encuentras algo mejor te vayas a ese otro sitio, pero a lo que voy es a que nos dejamos aconsejar,escuchamos y valoramos la opinión de otros en temas que nos afectan a nosotros directamente y que igual, por hacer caso a malos consejos hacemos algo que no nos apetece hacer o abandonamos un sueño por el simple hecho de “esperar a que haya algo mejor”.

Creo que nos rendimos muy fácilmente cuando se trata de empezar algo por nosotros mismos porque es como si nos faltara algo de seguridad o de aprobación por los otros, pero cuando se trata de algo que no nos afecta si somos capaces de dejar que las ideas se apoderen de nosotros y nos destruyan en el sentido de defender ciegamente algo que realmente no va a cambiar nuestra vida.


Siempre me ha llamado esto la atención porque me ha servido para darme cuenta que la importancia que le damos a las cosas en el momento determina enormemente el modo que tenemos de actuar o de seguir adelante con ello, y que por eso, cuando a algo le ponemos muchísimas ganas pero vamos cerrados, en un túnel sin dejar que de vez en cuando entre alguna luz que nos puede reconducir o aportar nuevas ideas, en realidad, lo único que conseguimos es aprender a trabajar solos y a sentir que no nos vamos a equivocar o que nuestros proyectos son los mejores del mundo. 

Pero cuando le ponemos las mismas ganas, y en vez de entrar en un túnel dejamos siempre puertas abiertas a las que podemos acceder cuando nos apetezca y cuando lo necesitemos, puertas que nos den información o que nos ayuden a contrastar algo de lo que estábamos completamente seguros y era erróneo, es cuando realmente vamos a conseguir exactamente lo que queríamos conseguir, porque aunque hayamos cambiado algo en el diseño, el resultado va a ser exactamente el esperado: sentirnos satisfechos con nosotros mismos y sentir que hemos crecido.

Tenemos que pensar, que de vez en cuando estamos tan centrados en nuestro propio camino que no vemos o no queremos aceptar las otras opciones que aparecen ante nosotros, y por eso, muchas veces, nos quedamos caminando en el mismo sitio conocido, preguntándonos qué hubiera pasado si las cosas hubiesen sido diferentes, si hubiésemos experimentado más antes de elegir ese sendero.

Lo que quiero decir con todo esto es que, deberíamos aprender a dosificar la fuerza que nos aportan las ideas, dejando a un lado eso de perderla toda en discusiones sobre temas insignificantes y aprovechándola para impulsarnos con ella, escuchando y valorando las diferentes opciones que nos pueden llevar al sitio donde realmente queremos estar.

Te podría interesar

Deja un comentario