Cada momento de nuestra vida puede materializarse en palabras y construir un capítulo de un libro, que aunque no busque entretener al lector, sirve como soporte en el que revivamos nuestras experiencias y nuestras emociones y nos demos cuenta de que no todo lo que vivimos es tan insignificante como pensamos.
Pensemos, una foto. ¿Por qué sacar una foto de cada uno de los momentos importantes que vivimos? Normalmente lo que decimos es “para el recuerdo”, para poder reflejar aquel momento especial que vivimos de cara a dejar una huella que permanezca ahí para siempre, porque como buenos humanos que somos, sabemos que la memoria no es capaz de quedarse con todo aquello que vivimos, con detalles “insignificantes” en un determinado momento (aunque también es verdad que muchas veces subestimamos el poder que puede llegar a tener a la hora de almacenar algo que realmente nos ha resultado especial o importante).
Y mi pregunta es, ¿y por qué no un libro? No hablo de un diario, en el que pongamos todos y cada una de las cosas que nos pueden pasar en el día, digo de recoger en un papel, capítulos de vida. Aquellos momentos que más nos han afectado, que más nos han hecho felices, lo que nos han hecho sentir, porque así podríamos recordar las cosas tal y como las hemos sentido, sin distorsiones ni detalles añadidos.
Y eso no es lo más importante que creo que conseguiríamos. Lo más importante que lograríamos escribiendo capítulos de vida es darnos cuenta de que tenemos material suficiente vivido, que la vida no se ha pasado en un segundo, que no todo han sido momentos malos, y sobre todo, que todo lo vivido lleva un aprendizaje y que siempre somos capaces de pasar a otro capítulo (nos cueste más o menos).Sería una oportunidad para darnos cuenta de que nuestra vida la hemos construido nosotros, con nuestros pasos en el camino, con nuestros éxitos, con nuestro esfuerzo y nuestras dificultades. Veríamos que los malos momentos o los “dramas” no quedan solo en las películas que vemos en la televisión y que nos hacen llorar, sino que nosotros también hemos sentido o vivido situaciones que nos han hecho sentir así (aunque comparándola con otr@s pensemos que es menos “impactante”).
Lo importante está en saber que a lo largo de nuestra vida hemos sido capaces de experimentar muchas cosas en momentos diferentes, y más importante aún, hemos desarrollado nuestras propias estrategias para afrontar los momentos más difíciles y aprovechar la felicidad que nos otorgaban los mejores momentos. Y también, cuando no hemos sabido afrontarlos, cuando nos ha costado mil esfuerzos, pero al final, hemos conseguido algo…si no era lo que queríamos, la mitad de lo que esperábamos o lo que nos hacía falta realmente para sentirnos bien con nosotros mismos, porque como digo, cada capítulo tiene siempre su final cerrado, bueno o malo, pero significativo de cara a aprender de él.
Está claro que la forma de expresar las cosas a través de un libro nos llega más o menos, pero ¿y qué? En este caso, son recuerdos materializados en palabras que sólo nos van a producir una sensación única y conocida por nosotros mismos, no están hechos de cara a buscar la “aprobación” de alguien o el entretenimiento de otros.
No quiero decir con esto que todo el mundo debería ponerse a escribir, porque hay personas a las que les gustara más o menos, lo que quiero decir es que todos deberíamos pararnos a pensar en los capítulos que hemos ido cerrando en nuestra vida, por los que ya hemos ido pasando, para así, de esta forma, darnos cuenta un poco más de que todos tenemos un libro que escribir y que ninguna vida es monótona e insignificante como para que nadie quiera pararse un momento a “leer” o a escuchar la historia que entrañan los años vividos.

