Atrapado en las redes

por Auro

Eh tú, sí tú.

Que no levantas la vista de esa pantalla como si fuera el alimento que necesitas en tu día a día.

Que dejas escapar las miradas y sonrisas cómplices de tus amigos y compañeros, por verlo reflejado en tu muro en forma de retuits.

Que prefieres un like subrayado en tu último post que el sonido de un elogio o de un sentimiento puro de aquel que está sentado a tu lado en el sillón.

Que eliges contener en 140 caracteres aquello que deseas contar, en lugar de utilizar la capacidad ilimitada de las conversaciones y palabras.

Eh tú, sí tú.

Que subes a tus stories una realidad bailando, cuando estás en el sillón de la discoteca en aislamiento publicando en lugar de estar disfrutando con esa diversión que difundes.

Que revisas las estadísticas o seguidores que ven tu perfil, dejando a un lado las personas que de verdad están siempre a tu lado, siguiéndote en tus aventuras, proyectos y desgracias, sin necesidad de aparecer visible en una red social.

Que conoces lo que está sucediendo en el mundo por las noticias que comparten otros, olvidando la veracidad o la propia búsqueda de tus intereses, escuchando a las personas que hablan en el metro, leyendo los periódicos digitales, validando en internet lo que te muestra la televisión.

Eh tú, sí tú.

Levanta la vista. Mira a tu alrededor, escucha, observa, siente.

Valora en calidad, no en cantidad, los seguidores reales que tienes en tu vida. Aquellas personas que siempre están, a pesar de tus debilidades, a pesar de que conocen la realidad de tu vida y no sólo aquella que muestras en las redes.

Vuelve a buscar en los ojos de los demás, en sus gestos, sus palabras o caricias, ese retuit de reafirmación que necesitas para saber que no estás equivocada, o que comparten tus pensamientos y sentimientos, y aprende a reflexionar cuando quizá no sea así.

Siente los likes de verdad, los que te emocionan y te llegan a lo más profundo del alma. Los que te recuerdan que formas parte del mundo de aquellos que realmente quieres, y demuéstrales que ellos también forman parte del tuyo.

Vive con tu corazón, en la realidad, en tu mundo, en tu caos, donde la pantalla o la exposición a la sociedad sea un complemento o un vehículo, pero no tu determinación.

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