Probablemente seas capaz de ver el brillo del sol en esta foto.
Pero seas incapaz de verla a ella.
Probablemente te enamores de las personas llenas de luz.
Pero no seas capaz de adentrarte en su oscuridad.
La realidad es que están las dos. Como en esta foto.
Conviven juntas. La luz y la oscuridad. La luna y el sol.
Todos los días necesitan la noche, y todas las noches se alimentan de los días.
La luna brilla por el reflejo del sol, y el sol necesita la oscuridad para poder alumbrar cada rincón de la tierra.
Se complementan y se contraponen.
No pueden brillar al mismo tiempo, no pueden iluminarnos a la vez.
Pero lo importante es que siempre nos guían. El sol en el día y la luna en la noche. Sin ellos, sin su luz en cada momento no somos capaces de orientarnos.
Y por eso, fíjate bien.
Búscala, encuentra tu luna. Porque igual que en esta foto, se encuentra ahí, en segundo plano, para guiarnos en esa oscuridad de la noche donde nos perdemos más de una vez.
Porque no hay sol sin luna.
No hay luz sin oscuridad.
