Mi tiempo

por Auro

Y llega un momento en que te das más cuenta que nunca de que el tiempo realmente vale oro.

De que son las pequeñas cosas las que hacen que un día esté completo.

Un trayecto en coche, una espera frente al mar, un madrugón antes de partir de viaje, un café compartido con tus abuelos.

Porque la vida puede pasar en un segundo, y hay segundos que nos gustaría borrar de nuestro pasado, pero hay otros por los que daríamos lo que fuera para multiplicarlos. 

Y llega ese momento en el que te das cuenta de que el oro no merece perder su valor. Y que no consiste en estar las 24 horas haciendo mil cosas sin apreciar el instante. 

Te das cuenta de cuán necesarios son los silencios, de lo importante que es observar los pequeños detalles, grabar en tu memoria esos sonidos que sabes que un día no volverás a escuchar, como su risa, o su voz.

Y en ese momento te das cuenta que no quieres desperdiciar ese tiempo. Que no vas a gastarlo por gastar, que no vas a regalarlo a determinadas cosas o personas si realmente no lo sientes.

Porque hay momentos en los que el propio tiempo te dice que pares, que exprimas, que vivas, sabiendo que esos instantes, como el oro, con el tiempo alcanzarán mucho más valor. 

Te podría interesar

Deja un comentario