Circos

por Auro

¿Alguna vez has estado a un par de centímetros de sus ojos?

¿Alguna vez se ha mezclado tu respiración con la suya en el mismo espacio?

¿Alguna vez los has observado de lejos, sin invadirlos, sintiéndolos libres, amándolos en su naturaleza? 

Eso es querer a un animal. Eso es entretenerte, divertirte CON ellos, no a costa de ellos.

Poco a poco se prohíben en más comunidades los circos con animales y eso es una buena noticia. 

Porque hay que dejar de transmitir que los animales son un entretenimiento. 

Que da igual la cautividad, el abuso, el maltrato, las condiciones deplorables en las que viven estos seres durante toda su existencia solo para entretener a los humanos.

Porque qué gracioso que el león pase por un aro, que el elefante sepa patinar, que el oso baile.

¿De verdad? ¿Te parecería gracioso que te enseñaran a asearte con tu propia saliva? ¿Que aprendieras a subir a los árboles a buscar tu propia comida? ¿Que te expusieran delante de un montón de animales depredadores y hambrientos? 

¿Sentirías miedo, verdad? ¿Te sentirías frustrado, rídiculo? Te preguntarías por qué hacer algo que no necesitas, que no va en tu naturaleza.

Pues eso es lo que ellos sienten. No son objetos, tienen sentimientos. Sienten miedo, humillación, tristeza.

Sobre todo porque no entienden por qué tienen que aprender a palos en 2 metros cuadrados a comportarse como otros le exigen para mostrarse ante cientos de risas y rostros alegres mientras sus corazones lloran. 

Tenemos que parar. La cautividad, los zoos, los circos. No lo necesitamos. Ellos no lo necesitan. Necesitan vivir. Libres. 

Como tú, cómo yo, cómo todos y no tenemos ningún derecho a abusar de su naturaleza. 

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