A veces no puedes parar de darle vueltas a eso.
Eso que perturba tus noches instalando un insomnio incansable o una pesadilla recurrente.
Eso que pone a funcionar tu cerebro a toda máquina elaborando las más de mil teorías o explicaciones para responder un por qué que quizá incluso, ni siquiera existe.
Eso que te hace daño. Que te duele. Que te rompe.
Porque te obsesionas buscando, reflexionando, revisando, culpabilizándote o liberando la culpa en los demás.
Y ¿para que perder tiempo y vida?
La mayoría de veces lo único que conseguimos con esas obsesiones es acaparar una gran parte de los pensamientos y sentimientos que deberían estar libres para acoger las ideas y sensaciones que no te frenan y te estancan, sino que te impulsan a avanzar.
Deshazte de esa obsesión. No merece la pena. Di adiós a tiempo antes de que tu mente pierda su libertad y tu corazón su verdadero deseo.
