Ánimo guerrero, guerrera.
Mantén tu posición, firme, seguro, segura.
Recorre el sendero que te guía hacia la victoria.
No necesitas pistolas, bombas u otras armas. Solo te necesitas a ti.
Sé fuerte y carga la recámara de tu mente con balas en forma de pensamientos positivos que te hagan brillar cada mañana, tapando la oscuridad del miedo que ha ido creciendo en ti.
Enfréntate con todos tus recursos para que la armadura de tu cuerpo comience en tu mente y en tu corazón, impidiendo que aquellos que no han sido invitados se alojen en tu interior.
Lucha contra él, utilizando todas tu armas para quitarle esa corona al virus y volver a ser el rey o la reina de tu destino.
Rellena tu pistola con todo el amor de aquellos que te rodean aunque hoy sientas a través de una pantalla, y piensa en cada uno de aquellos que estás salvando mientras apuntas a cada uno de esos milimetricos e indeseables habitantes.
Forja ese escudo de vulnerabilidad que has sentido y que te convertirá en un futuro, en el único capaz de aprender a ser más responsable, comprensivo y a cuidar de ti y sobre todo de los demás, mientras el resto continúan creyéndose superiores cuando vuelvan a la normalidad.
Y recuerda, te salvas tú pero nos salvas a todos. Cuando nos cuentes y aprendamos de tu historia con la distancia de un futuro, encabezando la interminable lista de personas que pelearon y consiguieron ganar en 2020 la peor guerra que amenazó a toda la humanidad.
De tu fuerza, de tu valentía, de tu coraje. De tu superación y de tu soledad, de tu autoconocimiento y de tu heroicidad.
Ánimo guerrero, guerrera, ya solo queda un poco más. Y saldrás de esta, saldremos de esta.
¿Sabes por qué lo se? Porque aunque algunos digan lo contrario, el amor siempre gana a la guerra y tú en eso, vas sobrado.
