En este mundo, la mayoría de cosas que vemos, sentimos o tocamos son finitas. Y que algo sea finito no es sinónimo de que sea malo, puesto que puede significar que algo ha cambiado y ha dejado de ser lo que era en un principio para convertirse en algo nuevo.
Como decía, son pocas las cosas que podemos considerar infinitas en nuestro día a día, porque cuando hablo de infinito me refiero a algo que no se muere o se destruye nunca, sino que más o menos se mantiene igual, tiene una estabilidad. Está claro que fenómenos naturales como el aire, agua, etc. nos parecen infinitos y que no se acabarán nunca pero incluso ellos tienen un fin, o nosotros mismos podemos incluso ponerle un fin si queremos.
Pero si hay algo que creo que es infinito y que no se apaga nunca, es el amor. Y suena a frase romántica o a una utopía pero ahora explicaré a lo que me quiero referir.
Lo primero que quiero dejar claro es que no hablo sólo del amor pasional, romántico, etc., o del amor referido sólo a una pareja sino que hablo de la sensación en sí, del amor de cualquier tipo. Creo que el amor es algo que nunca se muere y es porque siempre dejará huella en alguien, siempre quedará ahí.
El amor a un abuelo, a los padres, familia, amigos y a tu pareja estable (si se mantiene hasta la muerte) no desaparece. Porque podríamos pensar que desaparece cuando te mueres, pero no es así, porque entonces ese amor que has creado con otra persona, ese vínculo, quedará siempre en el recuerdo y sentimiento de la otra persona. Cuando se nos rompe algo normalmente nos acabamos olvidando de ello a lo largo de un tiempo, o no desarrollamos un sentimiento especial hacia eso, pero esto no ocurre con la pérdida de alguien. Vemos como a pesar de los años que pasen de que esa persona ya no está o no forma parte de nuestras vidas, el amor que sentíamos sigue ahí, si no en el corazón, en el recuerdo, pero nunca se puede borrar.

Los conocimientos, y muchas otras cosas desaparecen pero eso no. Sentirse amado es la mejor sensación que puede existir y la que todos deseamos, así como dar amor, es lo que se podría considerar necesidad de afiliación según la psicología. Se ha demostrado que es esto, entre otras cosas, una de las principales cosas que nos ayudan a superar enfermedades, que nos dan la fuerza que necesitamos para seguir luchando por mantenernos en pie, por seguir dando y recibiendo amor de las personas que realmente queremos en nuestras vidas.

No es algo que se vaya con la otra persona, porque al necesitar de dos, de tres o las personas que sean, siempre el recuerdo se quedará en la persona que aún sigue aquí. Y no hablo sólo de pérdidas irreversibles sino de lejanía, de distanciamiento, de imposibilidad, etc. Cuando hay amor incondicional, amor del tipo familiar, (que no por eso está restringido a la familia sino también a amigos o pareja), no necesitas el contacto interpersonal todos los días o en cualquier momento, porque lo más importante es que ese amor está en tu recuerdo.

No quiere decir que a cualquiera no le alegre ver a ese amigo que hace tiempo que no ves, o pasar mucho más tiempo con su familia o pareja del que pueda. Por supuesto que sí, pero quiere decir que somos capaces de vivir sólo con la fuerza que nos aportan los sentimientos almacenados, los momentos vividos y las palabras grabadas.
Sólo necesitamos hurgar en nuestra mente y quedarnos con esa muestra de amor hasta que podamos construir muestras nuevas, o si ya es imposible, hasta seguir repasándolas cuando las necesitemos para que nos aporten la fuerza que necesitamos para continuar o simplemente para vivir, sintiéndonos amados.
Es por esto por lo que creo que el amor, nunca muere porque siempre seguirá transmitiéndose a otras personas o animales en forma de recuerdos, y siempre quedará ahí, en el ambiente, aunque nos encontremos en la oscuridad. Y esto es así también, porque en cierto modo, lo necesitamos. Empezando por el amor a nosotros mismos.
