Hay momentos en la vida en la que el mundo se para. En ese momento tienes dos opciones, sacar fuerzas de donde no las hay y tirar hacia delante, o quedarte paralizada con él.
Es una de las decisiones más difíciles de la vida, pero lo importante es sobreponerse, afrontarlo y aceptar la realidad como viene aunque las fuerzas que te queden sean mínimas.
Cuando vivimos un momento así tenemos que pensar que somos un engranaje. Y que quizá cuando a ti se te ha parado el mundo, para otra persona no ha hecho más que empezar a girar. Y es ahí donde tienes que pensar que los bloqueos nunca son buenos, que las huidas nunca te ayudarán a avanzar, y que si decides parar, quizá el engranaje se rompa y en un futuro, cuando necesites que gire, ya sea demasiado tarde.
No dejes que el mundo te pare con él aunque cueste. Porque recuerda que siempre tienes la decisión y la experiencia de empujar la rueda o pedir a otros que te ayuden a empujarla para seguir girando.
