Esperando

por Auro

Probablemente haya tenido que esperar en mi vida muchísimas más veces de las que recuerdo.

Pero hay otros tipos de esperas que no se olvidan nunca.
La espera por una llamada, la espera en una sala de un hospital, la espera en un aeropuerto para un último adiós, para siempre.

Pero las esperas para ir a un concierto, en un atasco, las del día a día, se olvidan rápido después, se apresuran por salir de nuestra mente cuando se cumple el tiempo aunque en ese momento hayan sido interminables. Porque son esperas para disfrutar, para vivir, para soñar.

Esas esperan siempre permanecen en la cabeza, y no se pierden. Jamás.
Porque son esperas con ansiedad, con miedo, con incertidumbre.
Son esperas en las que las agujas del reloj van más lentas que nunca, mientras tus pensamientos y tus sentimientos no se detienen. 

Y es que mientras esperamos, el mundo a nuestro alrededor sigue su curso.
Y lo que para unos es una espera larga, para otros es un momento clave que ojalá pudieran estirar en el tiempo. 

Para siempre. 

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