Tu llegada

por Auro

Te había sentido antes, desde dentro, durante nueve meses.
Te habíamos cuidado desde fuera, a través de mi. 
Te habíamos soñado y te habíamos imaginado, mil y una vez.
Te queríamos desde el primer minuto que llegaste a nuestras vidas en mi vientre.
Pero aquel día, cuando por fin llegaste, todo cambió.

Sentí que sería el primero en que empujaría con todas mis fuerzas, sin pensar en mi, luchando por ti, para ayudarte y acompañarte para salir, para descubrir el mundo. Nuestro mundo que a partir de ahora sería completamente tuyo. 
Sentí tu suave piel rozando mi piel, uniéndose tu latido con mi latido, tu calor con mi calor, tus lágrimas con las mías. 
Sentí como se cruzaba nuestra primera mirada, tú asustado, inseguro, sin entender. Nosotros emocionados, inseguros, sin saber. 

Y sentí que era la sensación más bonita del mundo, que pararía el tiempo para tenernos a los tres así, ahí, en el minuto que comenzó nuestra vida juntos, siendo tres.  Sentí que había conocido de nuevo pero por primera vez el amor. Y que ese sería el primer día del resto de nuestra vida en que querríamos vivir por y para ti.

Y todos los días cuando me despierto y te veo junto a mi, cuando veo tus ojos descubriendo, cuando nos entendemos sin necesidad de palabras, y cuando aprendemos sin saber qué hacer ninguno de los tres, siento felicidad, me siento llena, porque a pesar de todo, se que a partir de ahora recorreremos el camino toda mi vida, toda nuestra vida, junto a ti. 

Siempre.

Te podría interesar

Deja un comentario