Ahora que tengo un hijo, me he dado cuenta más que nunca, aunque antes ya lo sabía, que me da igual a quien ame.
Me da igual si el día de mañana me presenta a su novio, a su novia, o directamente a nadie.
Me da igual si ahora es él y luego es ella o si un día se da cuenta que siempre ha sido ella en él. Me da igual porque la única norma que me gustaría que se cumpliese es que fuese feliz.
Que viviese en un mundo donde existiera la Libertad real. Donde no se hicieran comentarios desafortunados, ofensivos y sin sentido cuando se trata de dos personas del mismo sexo que se aman. Donde no se mirara mal a una pareja que pasea de la mano por la calle, viendo más allá del amor de ese gesto, viendo si se trata de dos hombres o dos mujeres y no de un hombre y una mujer.
Ahora que tengo un hijo, me siento afortunada y en paz, de saber que pienso así, que jamás tendrá que esconderse conmigo, que jamás tendrá que limitar sus sentimientos o pensar que lo que está haciendo está mal.
Porque lo único que quiero que sienta es libertad. Libertad, felicidad y amor. Libertad para amar a manos llenas sin importar quien, como, dónde y cuando.
Lo único que quiero es que conozca el amor lleno de colores y no solamente donde tenga que elegir entre un matiz blanco o negro.
Y por eso, hoy celebro aunque también nos queda mucho por andar. Porque crecerá en el respeto, el amor, la igualdad y la libertad, que es el mundo en el que todos tenemos derecho a crecer.
Feliz día del orgullo 🏳️🌈
