Lo mejor eres tú

por Auro

Este 10 de octubre, como cada año, como cada día debería ser, hablamos de salud mental. 

Y no nos podemos llenar de post, fotos y publicaciones diciendo lo importante que es si luego no somos capaces de mirarnos dentro, gritar y pedir ayuda a los psicólogos y también cuidarnos día a día mentalmente nosotros mismos. 

Este año he vivido muchas cosas. Muchísimas cosas, casi todas buenas. Y creo que ha sido el año en el que más pérdidas, oscuridad y ausencias en mi salud mental he tenido. Este año, a pesar de haber sido uno de los más felices de mi vida, si no el que más, ha sido también el más duro a nivel psicológico, el más inestable para mí, para mi mente. 

Porque estar feliz no es incompatible con sentirte mal. Hacer las cosas bien no es incompatible con sentirte agotada. Sonreír no es incompatible con querer llorar por dentro. Sentirse llena no es incompatible con sentirse culpable. El silencio no es incompatible con las ganas de querer gritar. Y tantas otras cosas. 

Y por eso, tenemos que cuidarnos más. Porque hace falta. Porque es necesario. Porque cada proceso necesita un acompañamiento y unas herramientas para reorganizar nuestra cabeza. 

Porque un postparto, como fue mi caso, no sería igual si sintieras que validan tus emociones, si sintieras que es normal sentirte así, si sintieras que es verdad eso de que todo pasa, si sintieras que no tienes que llegar a todo.
Un postparto no sería igual si, por derecho, una persona experta, además de ti misma, cuidara de tu salud mental. 
Porque es necesario, porque es justo, porque es vital.

No te olvides nunca de cuidar aquello que es lo único capaz de mantenerte viva para enfrentarte a un mundo de sombras. 
Y sobre todo, grita y no te olvides de pedir ayuda jamás, aunque sientas que tu sola puedes. 

No hace falta. Ellos y ellas están ahí.
Normalicemos ir al psicólogo. Nosotros y sobre todo, la sociedad.

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